Olor a humedad, a tierra mojada mezclada con el perfume del laurel, un chirrido suave del viento acariciando los follajes de los horco molles y los alisos. Al cerrar los ojos, se percibe el viaje por el tiempo, por las distancias, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, donde a través de la tecnología se puede escuchar el lenguaje de la urraca, y el canto de las carrasquitas. Por el sistema Back Light (iluminación desde atrás) la gigantografía de las yungas sorprende al espectador que se hace a un lado cuando comienza a escuchar la tormenta que se desata en minutos y su caída sobre piedras y follajes se hace casi real. Cruzando sólo dos metros el "viajero" ha ascendido a más de 3.000 metros de altura y está frente al paisaje de alta montaña y siente el correteo de los zorrinos y el aleteo del águila mora. La vegetación es escasa y las especies varían en los valles intermontanos. Los paisajes, la fauna y los sonidos típicos de la región pueblan las Salas Permanentes del renovado Museo Miguel Lillo de Ciencias Naturales (MuL) que el martes, a las 11, abrirá nuevamente sus puertas, tras un intervalo de cinco años de actualización edilicia y de propuesta. En el anteproyecto trabajaron el museólogo Gabriel Miremont y el doctor Esteban Lavilla.
El último tramo del montaje fue responsabilidad de Eduardo Ribotta, que se encargó del diseño y del montaje de las salas que contienen la exposición permanente y temporal, donde se exhibe el patrimonio de la región Noroeste, relacionado con las tres disciplinas de las Ciencias Naturales (geología, botánica y zoología). En las salas temporales del flamante MuL se exhiben, en el ala sur, la famosa colección Shipton (del inglés Stewart Shipton, ex administrador del ingenio La Corona, de propiedad de los reyes de Inglaterra, y primer intendente de Concepción), integrada por especies de animales que habitaron el suelo tucumano. Las piezas de esta colección fueron momificadas en el British Museum de Gran Bretaña.
En el ala norte se expone parte de la colección entomológica (insectos) y láminas ejemplares del famoso Genera et Species Plantarum Argentinarum, en sus contenedores originales, con criterios de exhibición modernos, tanto en la señalización como en las oportunidades de desplazamiento para el público.
En las salas permanentes, los visitantes podrán ver videos y multimedias en los que se muestra el comienzo de la vida en el planeta y la evolución de las especies con recursos didácticos.
Entre las vedettes del Museo, el Herrerasaurus y el Marasuchus remiten al visitante a imaginar cómo era la fauna que merodeaba la región hace 225 millones de años. También atrapan los ejemplares de la fauna moderna del Cuaternario (mamíferos fósiles tales como gliptodontes, megaterios, tigres diente de sable, etcétera), así como una réplica del esqueleto de un dinosaurio que, en vida, pesó aproximadamente 70 toneladas.